Siempre nos hablan de que tenemos que poner el famoso microchip, pero realmente no sabemos lo que hace.
Podríamos pensar que actúa como un GPS para que podamos rastrear a nuestras mascotas. O tal vez podemos acercar el teléfono y saber cómo se llama el perro.
Pero la verdad de las cosas, es que el microchip no funciona de ninguna de esas dos maneras...
¿Entonces para qué ponerlo si no es un GPS?
Partamos por lo primero… ¿qué es exactamente?
El microchip es una cápsula del porte de un grano de arroz hecha de "vidrio biocompatible”, que utiliza la tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID).
¿Cómo se pone?
Es un procedimiento muy sencillo que se puede hacer en la casa, y no necesita anestesia. Se implanta con una pistolita bajo la piel suelta entre los omóplatos de la mascota.
¿Y por qué se pone?
No es un GPS ni tampoco se detecta con el teléfono, pero sí es INDISPENSABLE ponerlo. El Microchip es la única forma que existe para poder identificar a tu mascota en caso de pérdida frente a un veterinario. Con un lector especial se puede conocer al dueño de la mascota, así cómo sus datos generales.
De la mano de la implantación del Chip, tienes que registrarlo en el Registro Nacional de Mascotas con el número del microchip y los datos de tu peludo.
Aunque no lo creas, esto se debe hacer por ley en Chile, existiendo multas de no hacerlo. Te recomendamos que cumplas con la tenencia responsable de mascotas y le pongas su microchip. Solamente un 27% de las mascotas en Chile tienen microchip y están registradas.
No hay excusas para no ponerlo. En Vetivery vamos a la comodidad de tu casa a poner su Chip para que no se estrese más de la cuenta, y para que tú no pierdas tiempo. Puedes agendar aquí.